LEVANTE
Nuevos sabores que incluyen pepino, donut, fabada, salmón e incluso boquerones en vinagre compiten por captar la atención del consumidor
TANIA MONTEIRO | VALENCIA Boquerones en vinagre, crema de guisantes y champiñones, tortilla de patatas, gazpacho, albahaca, donut o fabada asturiana, sólo son ejemplos de la amplia carta de sabores que se ofrecen en las 19 heladerías que jalonan el eje más turístico del centro histórico de Valencia, la ruta que va desde la Estación del Norte hasta la Casa de los Dulces. La necesidad de contrarrestar las altas temperaturas obliga a las heladerías de la capital valenciana a incorporar nuevos sabores a sus productos en aras de captar la atención. En su afán por innovar y sorprender a sus clientes, cada vez son más las cadenas que apuestan por los «kamikaze gastronómicos».
Cientos de personas degustan cada día helados desde la plaza del Ayuntamiento hasta la calle Navellos: un recorrido que conforma la nueva ruta del helado de la ciudad. Coincide también con el eje por el que pasan los turistas a su llegada a Valencia en la Estación de Renfe y se prolonga hasta el antiguo cauce del río Túria y su famosa Casa de los Dulces.
Ingredientes naturales, fórmulas creativas, materia prima de máxima calidad y una impronta genuinamente artesanal son algunos de los denominadores comunes de estos establecimientos. En el último año el número de heladerías se ha incrementado notoriamente en el centro de la ciudad, hasta el punto de que en cada esquina se puede encontrar un local con recursos gastronómicos destinados a aliviar el calor.
Algunas llevan toda la vida en Valencia. Otras son nuevas pero también triunfan y se llenan de gente. Pero todas tienen en común ese glacial, fresco, congelado, frío, granizado, ese gélido amigo del verano. A lo largo de este eje que surca el centro histórico los turistas pueden encontrarse con 19 heladerías, horchaterías y terrazas para disfrutar de ellos.
La ruta del helado comienza en la calle Marqués del Sotelo, de la mano de la heladería Smoöy que por su parte, da nombre a una nueva fórmula de yogur helado, que ofrece dos variedades: natural o con frutas. Otros de sus productos que cuentan con bastante aceptación son los «freezers» (granizados de todo tipo de sabores) y los «twister» (combinados).
«Kamikaze gastronómico»
La siguiente parada de rigor en la ruta del helado es una tradicional heladería de Valencia, situada en la plaza de la Reina, que ofrece más de 70 sabores de helado. Parte de las opciones de su carta están caracterizadas por el riesgo: lentejas, salmón ahumado, pepino y cazalla concitan en torno a sus vitrinas a turistas y curiosos. «El helado de vainilla ha muerto» afirma uno de los heladeros de la casa. Al menos, para los más atrevidos que peregrinan a la tradicional heladería Llinares. «Pero tranquilo, si después de todo, sigue prefiriendo el de vainilla, también se lo serviré», añade.
La siguiente parada de rigor en la ruta del helado es una tradicional heladería de Valencia, situada en la plaza de la Reina, que ofrece más de 70 sabores de helado. Parte de las opciones de su carta están caracterizadas por el riesgo: lentejas, salmón ahumado, pepino y cazalla concitan en torno a sus vitrinas a turistas y curiosos. «El helado de vainilla ha muerto» afirma uno de los heladeros de la casa. Al menos, para los más atrevidos que peregrinan a la tradicional heladería Llinares. «Pero tranquilo, si después de todo, sigue prefiriendo el de vainilla, también se lo serviré», añade.
Otra de las heladerías que arrasa en casi todo el mundo y está presente en más de 70 puntos de la geografía española es Llaollao. Llegó a Valencia en 2011 y cuenta con varios establecimientos por toda la ciudad. A lo largo de la ruta existen dos de sus establecimientos situados en la calle San Vicente Mártir y otro en la calle Navellos al aproximarse al final de la ruta. Tiene como su especialidad los yogures naturales helados, y en su extensa carta triunfa el llamado «sensaciones», una mezcla de granizado de sandía o naranja con yogur y fresas naturales; junto al «sanum», formado por tres capas de fruta fresca con semillas y cereales con miel cubiertos por el original yogur.
«Para gustos, los colores»
No hay una edad determinada para comer helados, «pero para gustos, los colores», afirma una de las camareras de la heladería Bertal, otro de los locales imprescindibles de visita a lo largo de la ruta. La heladería, situada en la plaza de la Reina fue inaugurada en 1985 por lo que cuenta con un nivel alto de consumidores. Una clienta, Laura Guardiola, lo confirma y añade que «son los de toda la vida».
No hay una edad determinada para comer helados, «pero para gustos, los colores», afirma una de las camareras de la heladería Bertal, otro de los locales imprescindibles de visita a lo largo de la ruta. La heladería, situada en la plaza de la Reina fue inaugurada en 1985 por lo que cuenta con un nivel alto de consumidores. Una clienta, Laura Guardiola, lo confirma y añade que «son los de toda la vida».
Finalmente, sólo queda decidirse por algún sabor, pero siempre se podrá ir como aficionado y decirle al heladero señalando al más apetecible: «¿puedo probar este?»
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